Sotto Voce: centenario atropellado de la Filarmónica

Feb 18 • destacamos, Miradas, Música, principales • 1948 Views • No hay comentarios en Sotto Voce: centenario atropellado de la Filarmónica

 

La trayectoria de la agrupación es respetable, pero la política le propició un descalabro artístico

 

POR LÁZARO AZAR

Volver a Guadalajara me llena siempre de dicha, y haber regresado la semana pasada para asistir a la inauguración de la temporada 2023 de la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ), no fue la excepción. Tal vez por la cercanía con el 14 de febrero, el programa urdido por su titular, José Luis Castillo, ofreció sendas obras de tres compositores íntimamente vinculados por el amor y la amistad: Johannes Brahms, de quien eligió su Obertura Trágica, Op. 81, Clara Wieck-Schumann, presente con su Concierto para piano y orquesta, Op. 7, y Robert Schumann, cuya Cuarta Sinfonía, Op. 120 cerró la velada.

Minutos antes de iniciar el concierto del jueves 9, una inesperada entrevista con motivo de los 200 años de la fundación del Estado libre y soberano de Jalisco me hizo evocar las casi tres décadas que llevo siguiendo el desempeño de la OFJ, durante las cuales he visto conciertos memorables “para bien y para mal” de esta agrupación surgida a iniciativa de José Rolón. Gracias a la documentada información contenida en el libro Orquesta Filarmónica de Jalisco. Cien años de música, del doctor Rogelio Álvarez —lamentablemente aún sin editar—, sé que antes de devenir en la agrupación que hoy conocemos, la OFJ inició actividades como Orquesta Sinfónica de Guadalajara el 31 de enero de 1920 con un concierto que dirigió Amador Juárez en un Teatro Degollado que, como esta noche, estuvo “lleno a reventar”.

 

Tras aquel “proceso fundacional” —así definido por Álvarez— que duró hasta 1939, la falta de apoyo gubernamental llevó a la orquesta a suspender actividades hasta 1945, que es cuando resurge bajo la batuta de Leslie Hodge. De entonces a la fecha, 16 directores se han alternado en su podio, destacando Eduardo Mata, Kenneth Klein, Luis Herrera de la Fuente, Alondra de la Parra, Marco Parisotto y el maestro Castillo. En su párrafo inicial, dicho libro señala que “la existencia de un conjunto sinfónico profesional implica notables repercusiones que trascienden el ámbito cultural de la sociedad que tiene la fortuna de poseerlo. Una orquesta estable y en actividad (…) es fiel indicador del nivel cultural y, por ende, del nivel de vida de los jaliscienses”.

He sido testigo del arduo trabajo que ha implicado hacer de la OFJ una agrupación respetable y, por un momento, la mejor del país. Ese momento fue el período que estuvo bajo la dirección de Marco Parisotto, quien depuró sus filas hasta llevarla a la excelencia artística, brindó una programación que puso a la OFJ en la mira internacional (¿quién puede olvidar su participación en Operalia, o sus espléndidos ciclos dedicados a Mahler y Rachmaninov?) y expandió el quehacer habitual de la orquesta, realizando temporadas de ópera que hacían palidecer las mediocridades cometidas en Bellas Artes.

 

Lamentablemente, a la llegada de Movimiento Ciudadano, no faltó quien “se llevara al baile” a Giovana Jaspersen, la primera secretaria de Cultura, cuyo desconocimiento e inexperiencia se evidenció al sustituir a Parisotto y propiciar un severo descalabro artístico y administrativo en la OFJ. Muchos atrilistas huyeron ante la llegada de su sucesor, Jesús Medina, y a media pandemia ella también abandonó el barco. Con el nombramiento de Lourdes González como nueva secretaria, Medina fue relevado por José Luis Castillo, y saber que volvieron a admitir a aquellos músicos que habían sido “congelados” por su cuestionable desempeño artístico me hizo temer ante lo que escucharía ahora, en el primer concierto que asistiría con Castillo como titular.

 

Uno de nuestros dichos afirma que “tiene más el rico cuando empobrece, que el pobre cuando enriquece”, y lo que recién escuché me hace albergar la esperanza de que la orquesta recuperará el extraordinario nivel que tuvo hasta diciembre de 2018. Desde los primeros compases de la Obertura Trágica el sonido fue robusto y homogéneo y, durante la sinfonía, fue un gozo escuchar cómo seguían los fraseos e inflexiones marcados por Castillo. Creo que nunca había oído en vivo una mejor interpretación del Largo que vincula el Scherzo con el Allegro vivace final. ¡Vaya manera de contener la tensión!

Para este pianófilo irredento, lo mejor del programa fue la participación de Daniela Liebman como solista. A riesgo de que me linchen, hay algo que debo decir claramente: hoy está de moda programar mujeres y no todas —solistas, y “compositoras” o no—  tienen el nivel para figurar en un programa. En la música no importan géneros ni nacionalidades, la única equidad que debe imperar, es la excelencia; por ello, y al igual que lo hago con varios “compositores”, evito aquellos programas en los que se padece su música y estuve a punto de desistir de este: Clara Wieck-Schumann será de las buenas, pero su Concierto Op.7 es la obra de una niña de 14 años y, por ende, bastante ramploncito.

 

Que Daniela lo tocara con tal pasión, virtuosismo y convicción que hasta saliera uno pensando que es música de primera, fue el mayor de los logros de esta madura jovencita que, como encore, eligió la Balada Op. 38 que Chopin le dedicó a Schumann, manteniendo así los vínculos afectivos entre los autores escuchados. Imposible no mencionar, también, el impecable solo de chelo confiado a Christian Jiménez durante la Romanza central.

 

Si pudiera pedir tres deseos, el primero sería estar en el concierto que ofrecerán Castillo, Liebman y la OFJ en Bellas Artes el 17 de junio para celebrar los 200 años de Jalisco, cumplidos un día antes. Harán el Concierto 22 de Mozart y la Novena Sinfonía de Mahler. El segundo sería ver publicado el libro que aquí comenté y, el tercero, saber que, finalmente, le pagaron a Parisotto —que tanto lustre dio a Jalisco—, lo que todavía le deben. ¿Es mucho pedir?

 

FOTO: Al fondo, el exdirector Marco Parisotto, quien llevó a la Orquesta Filarmónica de Jalisco a la excelencia artística. Crédito de foto: Especial

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