Sotto Voce: Recuento anual 2022
Diversos eventos de gran calidad marcaron este año, protagonizados no sólo por nombres consagrados en la música, sino por nuevos talentos que surgieron en el ambiente
LÁZARO AZAR
Soy consciente de ello: no hay cosa más pretenciosa, que intentar elaborar un recuento en torno a cualquier cosa. Más aún cuando giran en torno a la Música, ese fenómeno que suele regirse por criterios tan endebles como el “me gusta o no me gusta”, simpatías, antipatías y rara vez por considerar que, como bien decía el Maestro Herrera de la Fuente, “pocas cosas hay tan precisas como la Música: en ella estás a tiempo o no estás, y estás afinado o no lo estás”, a lo cual deben añadírsele elementos que, no por sutiles, dejan de ser incuestionables como lo son el respeto a lo escrito por el compositor y el apego estilístico.
Lo mejor de todo es que siembre habrá quien tache el listado de limitado, subjetivo, sesgado y/o incompleto. A estas alturas, son acusaciones que no me agobian. Algo se le va pegando a uno en el camino y llega el momento en el que, a diferencia de aquel dicho de Monsiváis en el que afirmaba “ser más curioso que digno”, uno valora más su tiempo y acaba optando por prescindir de aquello que —sin ser pitoniso— sabe de antemano que no reúne las condiciones mínimas para considerarlo satisfactorio. Lo he dicho antes: no hace falta comer cicuta para saber que es veneno.
Sentadas estas premisas y con la certeza de que nadie posee verdades completas, que siempre se podrá cambiar de opinión ante la luz de nuevos conocimientos y la tranquilidad que brinda la honestidad, he aquí este escueto listado de los eventos que, para bien o para mal, han dejado una huella en la memoria.
I. Estrenos
Este año tuve la dicha de escuchar un par de composiciones que, estoy seguro, acabarán por imponerse en el repertorio. La primera se estrenó el 1 de julio dentro del Festival PAAX-GNP realizado en Xcaret, y se trata de la muy esperada “primera sinfonía” de Arturo Márquez, nuestro máximo compositor viviente, según el dato duro e irrefutable de ser el autor de la obra sinfónica más tocada en el mundo en años recientes.
Anunciada como “La Sinfonía Imposible”, esta obra dedicada a Alondra de la Parra dista de ser una sinfonía. Su estructura corresponde a la de un tema y variaciones conforme el modelo de las Variaciones Concertantes de Alberto Ginastera y consta de ocho incisos brillantemente orquestados en los que el autor plasmó su preocupación por varios problemas actuales. Una vez concluida su composición, Márquez ha decidido bautizar esta partitura con un título que considera más adecuado: Las peras del olmo. ¡No veo la hora de que salga la grabación que realizaron de ella!
Cuatro meses después, el 4 de noviembre, Alejandro Hernández-Valdéz dirigió el estreno mundial de los Cantos de Réquiem de Jorge Vidales al frente de la New Orchestra of Washington en el Kennedy Center for the Performing Arts. Compuesta en memoria de las víctimas de la pandemia causada por el Covid, esta obra para soprano, tenor, coro y orquesta con textos del Requiem latín alternados con poemas de Axayácatl, Laura Méndez de Cuenca y Amado Nervo consta de doce breves movimientos que me conmovieron como no lo había logrado ningún compositor mexicano.
Habrá que estar pendientes de quién programa su estreno en México. Mientras tanto, anótese el nombre de este autor cuyo profundo mundo interior y sólido catálogo merece un reconocimiento mayor que el que por ahora tiene. Será porque Vidales es un músico serio que no se dedica a la autopromoción ni ha sido tomado como estandarte para cubrir ninguna cuota como tantos que, lamentablemente y a pesar de enarbolar estudios en el extranjero o con figuras consagradas, no tienen nada que decir y, a lo más que llegan, es a concatenar sonidos tan prescindibles como la “música ambiental”, que lo mismo puede sonar en un elevador, que en una lucha libre.
II. Ópera
Inicié el mes de diciembre escuchando una entrañable Gala en memoria de Daniel Catán durante la Cena Anual de ProÓpera, esa noble asociación que a poco más de siete lustros de fundada, ha sorteado innumerables crisis y altibajos, aunque ninguno tan lamentable como el que actualmente padece. Platicando con una de sus integrantes, me confió su devastador diagnóstico ante el reto de reclutar nuevos socios: “Podremos organizar viajes para asistir a óperas en el extranjero o eventos como este, pero no podemos incentivar a nadie mientras no tengamos, aquí, ópera que ofrecerles.”
Y no es que no haya ópera en México. Este año fui testigo de cuánto está haciéndose en Monterrey y por aquí y por allá pululan cursos y concursos, algunos muy prestigiados y otros que no son más que una estafa para embaucar ilusos, pero mientras sigamos sin ver la ópera que se espera en nuestro máximo recinto y no mediocres funcioncitas con elencos tan cuestionables como los títulos ofrecidos, ni ProÓpera saldrá adelante, ni Bellas Artes recuperará el lustre perdido.
Quienes añoramos la magnificencia de la ópera, aquilatamos que, en medio de semejante marasmo, la OSEM y su titular, Rodrigo Macías, llevaran a tres estados del país las cuatro funciones que realizaron durante el mes de mayo de Die Tote Stadt de Korngold, uno de los títulos más apabullantes de cuantos fueron compuestos durante el siglo XX. Al igual que en el Reino Unido, aquí se estrenó en versión concierto y fue, sin duda, el hito operístico del año.
III. Orquestas y solistas
Tristemente, la capital del país carece actualmente de una orquesta profesional que podamos considerar, realmente, de alto nivel. Por ahora, la Filarmónica de Jalisco, la OSEM y la Sinfónica del Desierto llevan la delantera. Si hay una agrupación rescatable y digna de elogio en nuestra urbe, es la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata. La dedicación y el trabajo de su titular, Gustavo Rivero Weber se nota y se le agradece el ofrecer, también, una programación atractiva al presentar, por ejemplo, la obra de ese gran apóstol del neorromanticismo mexicano que fue Alfonso de Elías. Ojalá ponga en su mira algunas de las obras de Ortega, Garfias y Paniagua que rescató el CENIDIM para aquél Concierto Patriótico que debió merecer mayor difusión, y una mejor interpretación.
En cuanto a los solistas, va mi reconocimiento a Angélica Alejandre por su desempeño en Die Tote Stadt y la Gala Catán, así como a los pianistas Vadym Kholodenko —tanto por su presentación en Jalisco, como por su debut capitalino con la OFUNAM— y a nuestro gran Jorge Federico Osorio, por los recitales Beethoven con que celebró su 70 aniversario.
¡Felices fiestas, y que el 2023 nos sea pródigo y saludable!
FOTO: El destacado compositor Jorge Vidales, quien fue alumno de Mario Lavista y Gabriela Ortiz/ Especial
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