Suicidio y abandono, temas de los que casi nadie quiere hablar
En Ceniza en la boca, Brenda Navarro reflexiona sobre la soledad y los recuerdos; un sutil retrato sobre los sentimientos del éxodo de un migrante
POR ESTEFANIA IBÁÑEZ
Hace un par de semanas me regalaron la novela Ceniza en la boca (Sexto Piso, 2022) de Brenda Navarro (Ciudad de México, 1982) y he de reconocer que, sabiendo su sinopsis, me negaba a leerla, la cambié de lugar muchas veces y hasta la llevé conmigo en la mochila, pero ni siquiera la hojee, porque sabía que reflexionar respecto al abandono personal y el impuesto, la soledad y el suicidio, sería desenmarañar el nudo en el que se han convertido estos temas habitualmente ignorados.
Mi negación no estaba relacionada con el estilo, es un ejemplar excepcional de 196 páginas que puede leerse de forma fluida, se trataba de no saber enfrentar las impresiones que sabía me generaría imaginar las escenas, porque hacen ruido por dentro e incomodan, porque, tristemente, esas imágenes no están alejadas de la cotidianidad de muchas familias mexicanas.
No es nuevo recurrir a la ficción para contar la realidad, pero la forma de la autora feminista es muy conmovedora, su lenguaje no es dramático y logra que conectemos a través de diálogos para nada rebuscados, sin embargo, sí intensos.
Crecimiento interrumpido
Navarro escribe en primera persona a través del personaje principal y se adueña de ese tipo de narrativa. En esta historia que transcurre en el auge de las redes sociales, es la hermana mayor de Diego la que cuenta, con angustia, el suicidio de su hermano adolescente, su niñez vivida en la tradicional casa mexicana de sus abuelos y la enfurecida esperanza de reencontrarse con su madre que migró a España para tener un mejor futuro.
Conforme avanza el relato, Brenda expone el abandono y la negligencia familiar a la que se enfrentan los hermanos, actos de los que no quieren ser parte, no obstante, tampoco tienen desarrolladas las herramientas para poder elegir un trayecto más amable, por ende, en diversas situaciones, resignarse es lo que mejor saben hacer.
Si bien la autora pone énfasis en la desigualdad y la discriminación, también permite que de los personajes emerja el anhelo de superación y discretos instantes de felicidad, interpretados en conversaciones que hacen, a ratos, serena la lectura.
Voltear a ver al otro
La escritora galardonada con el XLII Premio Tigre Juan no escatima en revelar los problemas que envuelven esta novela, pero que en la vida real son ya normalizados por la sociedad mexicana: el machismo ejercido igualmente por hombres que por mujeres, la sumisión y la violencia física y emocional. A la par exhibe la xenofobia que tanto lastima a las víctimas —en esta ficción Diego y su hermana— como a quienes la expresan: personas originarias de Madrid y de Barcelona.
A través de cuatro capítulos, Navarro nos invita a hacer una introspección crítica de las creencias sanas y nocivas y de los sentimientos propios, de nuestro linaje y de la comunidad a la que pertenecemos.
Ceniza en la boca circula desde algunos meses y no perderá vigencia, pues la feroz cultura que expone no es distinta a la de hace medio siglo (y parece que no cambiará pronto).
Lo que más estruendo genera al finalizar el libro —haciendo el ejercicio de situar la ficción a la realidad— es que ninguna persona considera ponerle fin a su vida porque se siente plena, en ese preciso aspecto hace énfasis Brenda Navarro, para que volteemos a ver no sólo la acción, sino las razones por las que una persona atenta contra su vida, porque no solamente influye su sufrimiento o carencias, sino la vida familiar y la convivencia social que en muchas personas resultan injustas, dolorosas y sinsentido.
FOTO: La escritora mexicana Brenda Navarro fue galardonada con el el XLII Premio Tigre Juan. Crédito de imagen: Archivo El Universal
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