El discurso de la diversidad en la escena contemporánea
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Los creadores escénicos asumen el tema de la diversidad sexual explorando los discursos contra el machismo y la misoginia
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POR JUAN HERNÁNDEZ
El director Martín Acosta (Guanajuato, 1964) se ha dado a la tarea de llevar a cabo el proyecto teatral “Historia de la diversidad en la Ciudad de México en el siglo XX”, integrado por tres puestas en escena, de las cuales se estrenaron dos el pasado fin de semana: La herida y la flecha: réquiem para no olvidarte, de Marianella Villa y Servando Anacarsis Ramos, y 41 detonaciones contra la puerta de un clóset, de Sara Pinedo y David Gaitán. La tercera obra será una pieza escrita conjuntamente por Acosta y Luis Mario Moncada, en la que abordarán el tema de la pandemia del Sida en el país, desde su aparición hasta nuestros días, y se montará el año próximo.
Director de varias decenas de obras teatrales, entre las que se encuentran La secreta obscenidad de cada día, Carta al artista adolescente, Naturaleza Muerta y Marlon Brando, Crack o de las cosas sin nombre, Eduardo II y Ángeles en América, Acosta goza de un estilo identificable, consolidado a partir de asumir la dirección artística de Teatro de Arena, en 1989.
Su actual aventura teatral es el proyecto que presentó para obtener el apoyo del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fonca, en el cual asume el reto de llevar a la escena textos escritos por creadores jóvenes, algunos con reconocida trayectoria, como es el caso de David Gaitán, o nóveles como Servando Anacarsis Ramos.
La diversidad, en ese sentido, no sólo se encuentra en los temas abordados, también se asume en la concepción del proyecto al buscar un diálogo fructífero entre creadores en relación con una problemática social polémica.
Las puestas en escenas proponen un experimento espacial, pues si bien es cierto que se trata de dos piezas independientes entre sí, se representan en el mismo artefacto escénico —diseñado por Natalia Sedano, con la iluminación de Alita Escobedo y la creación sonora de Isay Ramírez—. En ese lugar abstracto, atemporal y simbólico, se dispara la teatralidad que permite profundizar en la discusión sobre la diversidad o, mejor dicho, en relación con el disidente de la norma, ya sea por su manera de pensar, de vivir, de amar o de ejercer su sexualidad.
El problema de este proyecto escénico radica en conseguir un diálogo creativo que rinda frutos al momento de buscar la cualidad de verdad que ofrece el teatro, en el cual no interesa la reproducción de la realidad, sino generar en torno a ella reflexiones que echen luz sobre los enigmas de la condición humana.
A pesar de formar parte de un mismo proyecto, encontramos mayor consistencia en el montaje de La herida y la flecha: réquiem para no olvidarte, en la que el engranaje creativo parece fluir sin tropiezos desde la concepción del texto. Los dramaturgos Marianella Villa y Servando Anacarsis Ramos se apoyan totalmente en el poder de la ficción para proyectar a una pléyade de personajes femeninos, reconocibles en la historia del arte del siglo XX, entre las que están: Rita Macedo, Pita Amor, Rosario Castellanos, Leonora Carrington, Elena Garro y su hija Helena Paz. A través de aquellos espíritus revividos por la magia del teatro, se da forma dramática a la condición trágica de estas mujeres desafiantes.
Pese a que los personajes son reconocibles, no se trata de hacer un documental sobre sus vidas, sino de imaginar, siempre de imaginar, cómo pudieron haberse relacionado aquellos personajes, y a partir de ese recurso construir un discurso dramático que impugne el machismo y la misoginia en la civilización occidental.
La dirección de Martín Acosta consigue abrir la herida histórica en la condición femenina para que las actrices construyan, desde la psique, a personajes verosímiles y de enorme potencia dramática. Xóchitl Galindres, Tanya Gómez Andrade, Georgina Tábora y Nicté Valdés ofrecen un despliegue deslumbrante de talento que desvela la profundidad trágica de las mujeres a las que dan vida.
Por otro lado, 41 detonaciones contra la puerta de un clóset no se consolida en tanto propuesta dramática, al hacerse evidente el divorcio entre la parte documental, escrita por Sara Pinedo, y la parte “ficcionada” a cargo de David Gaitán. Sumado a este problema de empalme del experimento dramatúrgico, se suma la dificultad en la construcción de los personajes, a cargo de los actores Ramón Hernández, Joshua Okamoto, Ricardo Rodríguez y Emmanuel Varela. Las interpretaciones se enganchan en los clichés sobre la homosexualidad, que evita profundizar en el conflicto interno en cada uno de los protagonistas.
41 detonaciones contra la puerta de un clóset se pierde en el terreno de lo anecdótico y la superficie de una historia conocida, y deja pasar la oportunidad de hacer una aportación, desde el ejercicio escénico, en la manera de percibir y entender el drama de una generación que luchó por su derecho a existir desde la disidencia y la diversidad, en un contexto político contestatario, en la década de los años 70 del siglo XX, con el surgimiento del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria.
Teatro al momento
Medea, versión de Antonio Zúñiga, dirigida por Mauricio García Lozano, recrea el mito griego en la actualidad trágica de las mujeres que son engañadas por un proxeneta. La puesta en escena, con las actuaciones de Ilse Salas, Raúl Villegas, Aída López, Antonio Zúñiga, Christian Cortés, Margarita Lozano, Samantha Coronel, Gabriela Montiel y Natalia Solián, se presenta en el Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico (Av. Revolución 1500, Guadalupe Inn), viernes 19:00 y 21:00, sábados 17:30 y 19:30, y domingos a las 18 horas, hasta el 28 de julio.
Tal vez mañana sea un día cualquiera, de Alejandro Ricaño y Luis Eduardo Yee, dirigida por Alejandro Ricaño, con las actuaciones de David Calderón, Sara Pinet, Horacio Trujillo, Paula Watson y Luis Eduardo Yee, aborda el drama de una mujer que al despertar no encuentra a su pareja. En la búsqueda del paradero de su amante, ella hará descubrimientos que transformarán su vida, al mismo tiempo que cambiará su percepción en relación con la idea de la víctima y el victimario. La obra se presenta el el Foro Lucerna (Lucerna 64, col. Juárez), viernes 20:30, sábados 17:30 y 19:30, y domingos a las 18:15, hasta el 14 de julio.
FOTO: La herida y la flecha: réquiem para no olvidarte explota la condición trágica de personajes del arte mexicano, como Rita Macedo, Pita Amor, Rosario Castellanos y Elena Garro, entre otras. / Salvador Perches