Tres poemas inéditos

Nov 2 • destacamos, Ficciones, principales • 5774 Views • No hay comentarios en Tres poemas inéditos

POR A. E. QUINTERO

 

El hombre me coloca

la capucha, y pregunta

cómo quiero que me corte el cabello.

 

Yo pienso en la época en la que un corte

me hacía diferente,

más guapo, más delgado, irresistible.

A unos minutos de sembrar rosas en la luna.

 

Recuerdo la salida del colegio.

La cantidad de gente

con la que me detuve a beber una coca cola.

Las frases que fueron nubes, que fueron pájaros.

Los ojos que no descansaban.

Los brazos hartos,

los labios llenos.

El amor que era una lista de árboles incendiados.

Y el incendio que no llegaba

a detener la edad de nadie.

 

Cuando un corte de pelo

eran varios cuerpos desnudos

espiando la mañana.

 

El hombre me pregunta

qué corte de cabello es el que quiero:

el que haga parecer,

—respondo—,

que tengo más cabello.

 

*

La noche es algo que llevamos dentro.

Una mirada en la que nos quedamos,

una palabra oscura que fue nuestra

y años después se encuentra en otra boca.

 

Un hombre a solas siempre está de noche,

inventando fantasmas en su cuerpo,

falseando caminos para llegar

a suelo fértil, hacia aguas profundas.

 

Creyendo en el amor como se cree

en la suerte, como se cree en un sueño,

como se cree en toda luz que uno enciende.

 

Ideando puertas para no estar solo.

Tocándose el sexo para sentirse

a salvo de la vida y de la muerte.

*

 

Los pájaros empiezan

a confundirse con las hojas.

 

La noche está a punto de repetirse,

siempre la he confundido con la soledad,

siempre la he visto

como un lugar para esconder las manos,

como un sitio seguro

donde romperse

o donde restaurar el frío

con el que el hombre crece a solas.

Siempre la he sentido como algo personal.

Y al día de hoy, no sé la diferencia

entre noche y memoria.

 

Creo que cada persona

se hace pequeña para crecer, se queda a solas

para repasar el camino y repararse:

para pronunciar una palabra por otra

y decir noche

por no decir duele, o mundo

por no decir ahora.

 

Pero los pájaros comienzan a esconderse

y yo supongo

que esa es otra manera de volar.

 

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