Los territorios secretos de la ilustración infantil
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Hoy que el trabajo de los ilustradores es tema de debate a causa de las iniciativas de precarización de la SEP, el libro inédito Las imágenes cuentan es un valioso panorama de nuestro legado visual. Vicente Rojo prologa el libro con este artículo póstumo
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POR VICENTE ROJO
Abro Las imágenes cuentan y me cuentan maravillas. (Me apropio de una visión clásica con el permiso de Lewis Carroll y de John Tenniel.) Y hago un juego: me imagino las páginas de este libro todas juntas puestas en una pared formando un gran mural (con un saludo a Diego Rivera), y aparece: un mapa de la infancia que se puede contemplar a la manera de un caleidoscopio: ahí encontramos territorios secretos entre los que no existen fronteras: ahí se juntan timbiriches, canicas, dados, pelotas, mientras brincan coloridas matatenas.
O hago un nuevo juego: pongo todas las imágenes en el suelo y me atrevo a subirme a una alfombra voladora (con permiso de Scherezada y también de Rimsky-Korsakov). Desde ella contemplo un mundo que puede ser tan antiguo trazado por tlacuilos como presente, quizá digital: mitos del pasado, de nuestros días y de los que van a venir. Desde lo alto, o simplemente abriendo las páginas del libro, descubro madrigueras insospechadas de las que aparecen: retablos mágicos, junto a un bosque, relojes junto a estrellas: ríos coloridos y montes caprichosos rodeados de ingeniosos personajes con sus sombras luminosas. Fantasías que nos abren a nuevas realidades, músicas que parecen sonar desde poéticos escondrijos.
O coloco las ilustraciones de manera que recuerden una inmensa rayuela y salto sobre ella (a mi edad y tratando de seguir las zancadas del niño grande que fue Julio Cortázar) acompañado de tiernos o furiosos perros y gatos, de audaces caracoles o peces, discretas ardillas y brillantes pavorreales, elefantes voladores y clásicos minotauros o nuestra emblemática águila.
Los artistas se nos presentan como alquimistas. Ellos nos muestran con sus palabras iluminadas cómo es posible acercar a los niños a través de su magia a los libros. Imagino estas joyas acompañando sus cuadernos escolares en sus mochilas camino al colegio.
Todo les es posible a los imaginativos creadores que admiramos en este libro. Aquí los pequeños (y no tan pequeños) reciben un arte mayor y se abren a los secretos de la lectura con gracia y con inteligencia. Y ellos, lectores de las imágenes, a partir de ellas, junto a ellas, pueden inventar sus propios cuentos. Escribirlos, ilustrarlos.
FOTO: Obra del pintor e ilustrador Teódulo Rómulo. / Especial