David Barkin: Hay muchos modelos de post-capitalismo”

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El economista David Barkin analiza los procesos de adaptación del capitalismo y expone algunas opciones sociales de organización comunitaria necesarias para este siglo

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POR LEONARDO TARIFEÑO

“Hoy hay 20 millones de mexicanos inmersos en la economía ecológica”, dice David Barkin, con la intensidad y el entusiasmo de quien sabe que la alternativa al capitalismo no es un sueño irrealizable. Neoyorquino de nacimiento y mexicano por adopción, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, vicepresidente de la Sociedad Mesoamericana de Economía Ecológica y autor de una decena de libros sobre desarrollo sustentable, este economista brillante es una de las grandes referencias intelectuales a la hora de pensar un porvenir basado en el respeto a la biodiversidad. La dinámica de explotación infinita de los recursos naturales para mantener el crecimiento económico, dice, ya es insostenible. Y una prueba sería la sucesión de desastres ambientales, donde él observa la huella de un sistema político que prioriza la lógica de consumo por sobre el cuidado de la naturaleza.

 

 

En una entrevista reciente, usted declaró que la sociedad capitalista es incapaz de evitar los daños ecológicos. Un ejemplo, dijo entonces, fue el devastador incendio ocurrido en enero en Australia. ¿Podría ampliar esa idea?
Bueno, el problema de la sociedad capitalista es que su dinámica se basa en promover el crecimiento económico, y ya hemos visto que esa carrera aumenta la desigualdad social a escala planetaria. Por ejemplo, un informe de Oxfam de enero pasado mostró muy claramente que 2153 personas concentran la mayor cantidad de riqueza de todo el planeta. Esta situación obliga al resto de la población mundial a organizarse con urgencia con el único fin de conseguir los víveres imprescindibles para su subsistencia. Como sabemos, la prioridad pasa a ser esa, casi la única. Y, por lo tanto, al tener una prioridad tan urgente, la mayoría de la gente se queda sin posibilidades de fortalecer sus organizaciones sociales o de cuidar sus entornos ambientales. El resultado de esa lógica perversa es que la contradicción entre los diversos sistemas de producción y la necesidad de intensificar el cuidado ambiental se agudiza muchísimo. Por eso digo que, lamentablemente, veremos muchas desgracias ambientales como la que vimos en Australia.

 

 

¿Cuáles son las consecuencias de esa dinámica en México?
Lo primero que se debe decir es que, de acuerdo a cifras oficiales, aquí la mitad de la población vive en condiciones de pobreza. Esto constituye una tragedia extraordinaria, sobre todo si se tiene en cuenta que México podría, con una política adecuada, alcanzar la autosuficiencia alimentaria en un plazo de tres años. En un lapso mucho más corto aún, el país podría dejar de usar energías fósiles para la producción de energía eléctrica. Y hasta se podría evitar la destrucción de los sistemas de abastecimientos de agua, si no fuera porque aquí los intereses de ciertos productores, la mayoría exportadores, están destruyendo esos sistemas, tanto en lo que se refiere a la cantidad de agua como en lo relacionado con los desechos químicos y de distintos tipos. La minería y el fracking son ejemplos terribles de esto. Entonces, si la pregunta es cuál es la situación en México, yo diría que tenemos un modelo de producción y un sistema orientado a la exportación que no atiende las necesidades de los mexicanos y, peor aún, destruye el patrimonio natural de México.

 

 

Entonces, ¿existe una relación entre la destrucción del patrimonio natural de México y la cantidad de pobres que hay en el país?
Así es. Hay una correlación extraordinariamente fuerte entre una cosa y la otra.

 

 

Usted es un gran teórico de la economía ecológica. ¿Cuáles diría que son sus características?
De la economía ecológica ya no hablamos en condicional. En este país hay al menos 20 millones de mexicanos que viven con modelos de producción, de organización social y de relación con sus entornos que contrarrestan la dinámica del capitalismo. La economía ecológica retoma las experiencias y aprendizajes con la que diversos pueblos han decidido situarse al margen de la dinámica de empobrecimiento y destrucción ambiental que se está dando en la economía internacional. De eso se trata la economía ecológica.

 

 

También ha escrito mucho sobre post-capitalismo. ¿Nos encontramos en un escenario de colapso del capitalismo?
No es tan así. Los capitalistas tienen un gran control de los recursos y lo demuestran con la destrucción de los recursos naturales y el empobrecimiento de la sociedad. Yo no creo que el capitalismo colapse y ya. Lo que creo es que, en su interés por sobrevivir, nos está llevando a una gran crisis económica, ambiental y social. Por eso, yo no quisiera hacer profecías sobre el fin del capitalismo. Lo que yo hago es intentar construir, junto a distintas comunidades y agrupaciones de campesinos, modelos alternativos que demuestran las posibilidades concretas de otra forma de vivir. Claro que esas propuestas implican separarse del modelo de acumulación capitalista que domina el mundo.

 

 

¿Podría dar algunos ejemplos de esos modelos alternativos que menciona?
Hay dos o tres que ya son muy longevos en México. Uno está en la sierra norte de Puebla, es un grupo de unas 50 mil personas organizadas en la Cooperativa Tosepan Titataniske, que lleva más de 40 años de trabajo en su territorio, con el objetivo de mejorar la calidad de vida y proteger sus entornos naturales. Otro modelo es el de los zapotecos de la sierra Juárez, en Oaxaca, que se llama “comunalidad”. En Nayarit y en Jalisco también hay experiencias similares, por no hablar de la de los zapatistas en Chiapas, que han logrado mejoras en la calidad de vida con, entre otras cosas, servicios médicos asistenciales de primera calidad. Todos estos mexicanos han sabido desarrollar modelos de producción artesanal e industrial, participan en mercados internacionales de comercio justo y crearon alianzas regionales y nacionales. Son organizaciones muy activas que, desde las ciudades, se pierden un poco de vista. Pero existen y son muy importantes.

 

 

¿Son importantes porque representan verdaderas alternativas al capitalismo?
Lo son porque demuestran el valor de colaborar con quienes ya están creando mundos post-capitalistas. Y porque dejan claro que hay muchos modelos de post-capitalismo, no sólo uno.

 

FOTO: David Barkin es investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana./ Especial

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