El sol nocturno
Amuleto, novela de Roberto Bolaño, registra la atmósfera del grupo de jóvenes infrarrealistas inspirados en la poeta Alcira Soust Scaffo, símbolo de resistencia
POR BENJAMÍN BARAJAS
Roberto Bolaño (1953-2003) ha sido considerado un escritor imprescindible de nuestro tiempo, un novelista fundamental que murió prematuramente si consideramos que para un autor las lecturas, los estilos y, en general, los productos de la cultura requieren años de asimilación para luego ser transformados y devueltos al mundo de la literatura.
Pero en el caso de Roberto Bolaño, parece conjugarse la precocidad del poeta, a la manera de Rimbaud o Lorca, con el empuje del novelista para dar vida a una obra en donde el lenguaje poético encuentra un espacio genuino de expresión, alimentada por sus vivencias juveniles en la Ciudad de México, al lado de una veintena de jóvenes, cobijados en la bandera del infrarrealismo.
Amuleto es la novela que registra la atmósfera, o el mundo de ensueño, de un grupo de muchachos de los años 70 que se habían propuesto sacudir la cultura oficial, para inculcarle una suerte de vitalismo que pareciera sintetizar las búsquedas de Tristán Tzara, André Breton y Vicente Huidobro, sin descuidar a Maples Arce en la deriva estridentista.
La novela es contada por Auxilio Lacouture, una poeta uruguaya de estatura, carnes y espíritu inspirado semejantes a don Quijote, pero también a los aedos griegos que, como piedras magnéticas, disponían en derredor suyo a los escuchas, mientras entraban en trance para recitar sus preciosas odas. Desde luego, Auxilio Lacouture es una mujer que tiene un pie en la realidad y otro en los abismos de la locura, porque a ratos se autoconcibe como la madre de los poetas mexicanos a quienes acompaña en los espacios de subversión, pero también vagabundea por los suburbios, a la manera de un sol nocturno que acumula terribles presagios.
Amuleto es una novela lírica porque instaura el punto de vista en un personaje principal, cuyas elucubraciones desplazan la acción, distorsionan el tiempo y el espacio, para que fluya la memoria, bellamente recreada en el contenido poético. La trama se divide en catorce cuadros que representan secciones de poemas en prosa, a simple vista fragmentarios, pero unidos por la voz de la protagonista, cuyo proceso mental se mueve del presente, al pasado y al futuro.
Auxilio Lacouture establece el epicentro de sus recuerdos el 18 de septiembre de 1968, cuando el ejército mexicano irrumpió en Ciudad Universitaria y ella permaneció escondida, por 13 días, en uno de los baños del cuarto piso de la Facultad de Filosofía y Letras. Este acontecimiento le permite vincular su relato con la política latinoamericana y sus protagonistas. Recuerda al Che Guevara, a Fidel Castro, a Salvador Allende y, sobre todo, admira la valentía y sacrificio de los jóvenes extraviados en un subcontinente extraño y bárbaro.
Amuleto es una novela lírica y metaliteraria; por sus páginas deambulan los poetas y artistas, más muertos que vivos. Es el caso de Pedro Garfias y León Felipe, quienes escenifican la nostalgia por la vieja España de ultramar. También comparece Lilian Serpas, la poeta salvadoreña que, según se rumora, fue amante del Che Guevara en su fugaz paso por México.
Pero la suerte de los viejos representa el espejo de los jóvenes y cuando Auxilio Lacouture desciende al valle, después de sus trece días de encierro en un baño de la Facultad de Filosofía y Letras, concluye que el amuleto de la juventud será siempre su ración de rebeldía.
FOTO: Alcira Soust Scaffo (der), maestra uruguaya radicada en México, musa de Roberto Bolaño a la que nombró Auxilio Lacouture. La fotografía es de Consuelo Karoly, 1975. Crédito de imagen: Vía Alcira Soust Scaffo /Facebook
« “El sitio”: conversaciones de pandemia con Ignacio Solares ¿Para qué sirve el derecho de autor? »