Elena Poniatowska para el mundo: entrevistas con sus traductoras, Amanda Hopkinson y Maria Hoffmann-Dartevelle

May 21 • Conexiones, destacamos, principales • 2397 Views • No hay comentarios en Elena Poniatowska para el mundo: entrevistas con sus traductoras, Amanda Hopkinson y Maria Hoffmann-Dartevelle

 

La escritura crítica de la autora la ha convertido en una informante fiel de la realidad mexicana para los lectores internacionales. En entrevista, sus traductoras al alemán y al inglés hablan de los aportes que las obras de Elena les ha traído a su vida

 

POR SOFÍA MARAVILLA
Una buena forma de comenzar a conocer una cultura o sociedad extranjera, es a partir de la literatura que de ella deriva, pues en esa producción uno puede acercarse a una de las manifestaciones más inmediatas de la identidad, a saber, su lengua, y en ella conocer la manera en que se autoconcibe el sujeto hablante y cómo va construyendo el mundo. Sin lugar a dudas, la obra de Elena Poniatowska es un gran referente de los sucesos más importantes de nuestro país ante los ojos del mundo, y su labor periodística le ha permitido conocer experiencias de tan diversos entornos mexicanos que a través de sus libros podemos conocer múltiples visiones de un México caleidoscópico.

 

Poniatowska ha sido traducida a más de quince idiomas y, ciertamente, quien se ha enfrentado a esta tarea, conoce el gran reto que implica intentar retratar en la propia lengua, la rica mexicanidad que se desborda de sus páginas, no solamente propia del estilo de la autora, sino también de esas otras voces que configuran sus escritos. Eso lo saben bien Amanda Hopkinson y Maria Hoffmann-Dartevelle, traductoras de Poniatowska al inglés y al alemán respectivamente, quienes nos compartieron sus experiencias no sólo como traductoras y lectoras que encuentran un especial cariño por esos personajes que llevan tras de sí vidas tan reales como las nuestras, sino también los encuentros tan gratos que han tenido con la propia Elena.

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Maria Hoffmann-Dartevelle, traductora de Poniatowska al alemán, me comentó que por cuestiones laborales viajaba, así que respondió por escrito desde Heidelberg. “Conocí el trabajo de Elena Poniatowska a través de mis estudios de literatura sudamericana y mi trabajo como traductora. Leí su libro Tinísima, que me gustó mucho. Por eso me encantó la oferta de la editorial alemana Suhrkamp Verlag, en el año 2011, para traducir su recién aparecida novela Leonora”.

 

Aunque Maria ya había traducido varias novelas españolas y sudamericanas, aún no estaba en su historial ninguna mexicana, pero “sabía del valor de la obra de Elena, y me interesó mucho traducirla. Debo decir que no encontré grandes dificultades en traducirla. Su lenguaje es claro y bien entendible. Por supuesto, para traducir bien Leonora, tuve que hacer investigaciones sobre la protagonista, sobre el surrealismo y sobre la historia europea y mexicana de aquellos tiempos. Eso ha sido un desafío. Admito que a través del trabajo con Leonora me encariñé especialmente por el personaje de la pintora inglesa, una mujer realmente excepcional. A través de Elena se hizo conocer un poco más en Alemania. Se lo agradezco mucho”.

 

La traductora alemana conoció a Elena en 2011, durante la FIL Guadalajara, edición en la que Alemania fue el país invitado, donde Maria participó en un taller de traducción. “Después del taller pasé unos días en la Ciudad de México y fui invitada a la casa de Elena. Pasamos unas horas muy agradables en su casa, conversando mucho y comiendo muy bien. ¡Un encuentro muy lindo y simpático!”

 

Para Hoffmann-Dartevelle, “Elena Poniatowska es una escritora mexicana conocida y respetada en los países de habla alemana. Su trabajo está valorado como el de una mujer comprometida y una de las figuras literarias de México más destacadas”.

 

Le pregunto si las obras de Elena han inspirado a otras mujeres a escribir. Maria responde: “Me imagino que ha sido el caso, debido a la mezcla de trabajo periodístico y su fuerza literaria, así como el hecho de que trata la vida de mujeres sobresalientes o impresionantes, así que tiene el poder de inspirar especialmente a las mujeres”.

 

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Amanda Hopkinson se ha desenvuelto como profesora en el Centro de Traducción y Estudios Interculturales de la Universidad de Manchester y en la Escuela de Traducción y Escritura Creativa en City University. Crédito de foto: Kurt Kaindl/ Cortesía Amanda Hopkinson

 

Con Amanda Hopkinson, quien reside en Londres y traduce a Elena al inglés, tuve la oportunidad de platicar a través de una videollamada, donde además de platicarme las consecuencias que tuvo en su vida personal el conocer la obra de Elena Poniatowska, me compartió que mantiene una correspondencia virtual con la escritora, que no solamente le ha ayudado durante sus procesos profesionales, sino que también le ha dado consejos a nivel personal, como mujer y madre, y que afectuosamente siempre le envía, al término de sus correos, “un fuerte abrazo mexicano rompecostillas”.

 

Su historia llevando a Elena al mundo inglés comenzó en 1988: “Ros de Lanerolle, de The Women’s Press, me invitó a lanzar una serie de libros de escritoras latinoamericanas. Yo había leído Hasta no verte Jesús mío, y por eso lo recomendé, pero el editor en turno cuestionó si una autora polaca/francesa, que de por sí no se sentía tan mexicana, era la mejor manera de iniciar la colección, y que si un par de antologías introductorias no serían más adecuadas. Si hubiera tenido más confianza, habría mencionado que justo esta distancia crítica fue la que ayudó a Elena a comprender el mundo de una mujer que conocía íntimamente –su sirvienta– aunque de una clase social, historia de vida y condiciones completamente diferentes”.

 

Para Amanda, la admiración por la obra de Elena fue lo que la orilló a querer traducirla por su propia cuenta, además de los intereses en común que identificaba en la escritora: “Me mantuve al tanto de los libros de Elena así como iban apareciendo traducidos aquí mismo, revisándolos para la prensa y la radio, siempre admirando la amplitud de sus intereses y capacidades. Compartimos la pasión por la fotografía histórica y contemporánea, y hemos disfrutado de al menos dos amistades fotográficas en común, Graciela Iturbide y Mariana Yampolsky. Cuando en 1992 me invitaron a dirigir una exposición para la Galería de Fotógrafos de Londres en el marco de los 500 años desde que Cristobal Colón invadió América, curé el trabajo de cinco mujeres fotógrafas, cada una de un país latinoamericano diferente. Para el programa, comisioné (y traduje) una introducción de Elena Poniatowska que ella misma llamó Image Hunters, refiriéndose a ellas como las ‘cazadoras’. Seguí traduciendo varias historias y artículos hasta que finalmente me vi envuelta por completo en una novela entera en 2011, con Leonora. En Gran Bretaña, por supuesto, fue encasillada como la biografía de nuestra más famosa artista surrealista. Una categoría que no es suficiente para los vuelos de fantasía surrealista de Elena, más comúnmente descritos como realismo mágico latinoamericano”.

 

Más recientemente, Amanda trabajó para la antología La ira de México: siete voces contra la impunidad (The Sorrows of Mexico: An Indictment of their Country’s Failings by 7 Exceptional Writers, “tan vital en términos del vínculo político/periodístico tan para el trabajo de Elena. Para esta antología —para la cual Elena eligió el nombre y que fue publicada a raíz del asesinato de los 43 estudiantes de Ayotzinapa— también traduje el aporte de Marcela Turati (“La Guerra me hizo Feminista”). Y como para equilibrar lo anterior –la escritura desafiantemente feminista, abiertamente política y muchas veces periodística de Elena–, en 2021 traduje poemas de ella y de su tía, la brillante y escandalosa Pita Amor, para la principal revista internacional de poesía en Gran Bretaña, Modern Poetry in Translation’s, en su edición acerca de México”.

 

Al traducir a Poniatowska, indicó Amanda que ella se encontró con ciertos retos —pues más los considera de esa manera que dificultades—: “Lo vasto no sólo de su conocimiento, sino de sus elecciones (a menudo políticas), combinado con la proliferación de sus estilos literarios, requiere capturar más voces que las de sus meros personajes. También está lo que podemos llamar como su “género flexible” particularmente en la fusión de lo real con lo ficticio y, a veces, también con lo fantástico. La propia Elena siempre tiene perfectamente claro si lo que está escribiendo es periodismo o novelas: el truco está en hacer ver a Elena lo más parecido a la original en la versión en inglés. Afortunadamente, ha sido muy generosa en cuanto a la apreciación de mi trabajo como traductora literaria, por lo tanto no le he tomado la palabra sobre recibir y corregir mi trabajo página por página. Un traductor necesita traer la voz no solo del autor sino (generalmente) también de la cultura a la traducción misma”.

 

Pregunto a Amanda si siente un cariño especial por alguno de sus personajes: “De hecho, siento más amor por los personajes reales en sus biografías que por cualquiera de los ficticios. No importa si éstos son famosos o no, y esa es una de las grandes habilidades creativas de Elena, el comunicar sus propias realidades vividas, si tuviera que escoger, sin embargo, probablemente escogería a Tinísima, el cautivador relato de una fotógrafa extraordinariamente valiente”.

 

Para Hopkinson, “el enfoque literario de Elena en general, proviene de su larga trayectoria como periodista, una profesión que, como saben, inició en Excélsior. Es uno que requiere que siempre se esté alerta no solo para la persona interior que – como el fotoperiodista que puede estar trabajando al lado tuyo – estás tratando de alcanzar, sino también para revelar detalles de sus hábitos. Estos descriptores están sorprendentemente tan presentes en la ficción de Elena como en sus biografías”.

 

Amanda ha mantenido diversos encuentros con Elena desde los años 80, tanto en México como en Inglaterra: “Más recientemente, fuimos a Tate, Liverpool, para la inauguración de la exposición de Leonora Carrington, en 2015. También fue interesante que cuando sucedía el acto de presentación de la FIL 2014, llegaron estudiantes mexicanos a protestar por el presunto asesinato de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y mientras las autoridades trataban de retirarlos y silenciarlos, Elena deseaba que ellos al menos pudieran colocar sus pancartas junto a la audiencia. La última vez que nos vimos fue en la FIL 2019, justo antes que llegara el Covid-19. Desayunamos un par de ocasiones en su hotel y la visité en su casa, donde siempre parecía haber una fiesta. Las galletas inglesas eran recibidas con mucho entusiasmo, especialmente por su perro, y la compañía era una mezcla entre vecinos de Chimalistac, familia y exponentes prominentes de la cultura. Justo como sus libros”.

 

Para Hopkinson, La Noche de Tlatelolco (traducido como Massacre in Mexico) es el libro más importante de Poniatowska: “Aunque sólo hubiera escrito ese único libro en su vida, sería amada y recordada por ello. Gran trabajo de periodismo y valentía”. Es importante mencionar que Amanda, quien llegó a México por primera vez antes de los 20 años, volvió a nuestro país en la década de los 70, cuando comenzó a hacer un reporte sobre los prisioneros políticos para Amnistía Internacional, lo que la llevó no sólo a conocer un México siniestro, diferente del que la enamoró en su adolescencia, sino que la guió hacia la lectura y posterior traducción de El apando, de José Revueltas, precisamente un célebre prisionero político.

 

Le pregunto si, para ella, Elena ha inspirado a otras mujeres a escribir. Amanda me da una respuesta crítica: “Sí, pienso que ella ha inspirado a muchas mujeres a escribir, pero algunas de ellas, me temo, se han inspirado a escribir un tipo de literatura menor, ‘de mujeres para mujeres’, independientemente de la calidad, y ese es un problema que encuentro con ella, pero también pienso que es grandioso que haya sido de gran ayuda en dar confianza a las mujeres como escritoras”.

 

La escritura de Elena es cálida, “encantadora”, a decir de Amanda, “pero no es simple”.  La voz de Elena Poniatowska, una francesa/polaca, es la suma de las voces de México.

 

Agradecemos la traducción del inglés de la entrevista con Amanda Hopkinson a Héctor Guzmán. 

 

FOTO: La escritora Elena Poniatowska, quien ha ayudado a muchas mujeres a saberse a sí mismas como escritoras/ EFE/SÁSHENKA GUTIÉRREZ

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