Estúpida historia de amor
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POR JUAN HERNÁNDEZ
Activar la vena sentimental del público mexicano, resulta una tarea altamente efectiva si tomamos en cuenta los años de exposición a la sensiblería de las telenovelas y de la vena más conservadora de la producción tanto nacional como extranjera del cine.
De ahí que Estúpida historia de amor en Winnipeg, de Carlos Talancón, dirigida por Sebastián Sánchez Amunátegui, con las actuaciones de José Ramón Berganza, Mileth Gómez y Martín Saracho, consiga un efecto inmediato en el público, toda vez que se ajusta a la narrativa del amor romántico, que proviene de aquella tradición sensiblera, al parecer inagotable.
Los estereotipos se refuerzan en los personajes, delineados con cierto puritanismo, no obstante que en su condición planteen, de entrada, disidencia en relación con la norma. El texto de Talancón cuenta el amor entre “Juan”, un joven veinteañero, despreocupado, e “Irving”, un hombre de 35 años, formal y disciplinado. Entre los personajes está la mamá de “Juan”, mujer de 50 años, que experimenta la soledad como destino, al mismo tiempo que representa los prejuicios de una sociedad misógina y homofóbica.
“Irving” y “Juan” emprenderán un viaje tanto material como subjetivo para enfrentarse a un destino que no tendrá un desenlace satisfactorio. El primero será traicionado y el segundo optará por la prostitución; mientras que la madre de “Juan” renunciará a sus creencias para apoyar un posible matrimonio entre su vástago y el amor que éste ha dejado en el camino. Sin embargo, los tres personajes estarán marcados por el desencuentro, la ilusión rota y, finalmente, la soledad que en esta pieza es reflejo de la imposibilidad amorosa.
La historia se alinea a una narrativa ampliamente explotada por su efectividad para despertar el sentimentalismo superficial en los espectadores. Sin embargo, no podemos dejar de mencionar que la puesta en escena es divertida y funciona gracias a la abundancia de recursos condescendientes con la educación sentimental conservadora.
El desarrollo de la puesta en escena, dirigida con eficacia por Sebastián Sánchez Amunátegui, consigue mantener la atención con un ritmo sostenido, un trabajo decoroso en la dirección de los actores, la eficacia de éstos para manejar el humor a través de “gags” y de la enunciación oportuna de sus textos. El resultado es una comedia ligera, que se experimenta sin alteraciones sustanciales en relación con el discurso de las relaciones afectivas y las experiencias de vida que los personajes figuran en escena.
De esta propuesta habría que subrayar la manera en que Carlos Talancón escribe el texto dramático. La evocación adquiere relevancia y se convierte en el recurso del autor para generar imágenes. Los personajes son convertidos por el dramaturgo, en ese sentido, en narradores de su historia, y la narraturgia se consolida eficazmente como una posibilidad de la teatralidad en su sentido amplio.
En la obra de Talancón los personajes ejercen la narración como acción dramática. Ya no están determinados por su actuar, sino por lo que dicen de ellos mismos. Y aunque esta sea una forma más de la narrativa que del drama, se erige como una propuesta de la teatralidad contemporánea.
Una teatralidad que funciona como artefacto de la contención de las emociones de los personajes; y en la cual el espacio adquiere la dimensión de la proyección de la memoria. Esa memoria de evocación nostálgica, sustento de la experiencia vital que es el teatro.
En relación con el discurso “gay” que la obra aborda, podemos decir que se circunscribe a línea ideológica convencional y a la aspiración “heteronormativa”. En ese sentido, la obra es incapaz de producir provocación o un posicionamiento crítico de frente a la complejidad de esas otras formas afectivas disidentes. Estúpida historia de amor en Winnipeg es, sin embargo, una obra divertida, que permite pasar, sin apuros, los 105 minutos de su duración.
* Estúpida historia de amor en Winnipeg, de Carlos Talancón, dirigida por Sebastián Sánchez Amunátegui, con José Ramón Berganza, Milleth Gómez y Martín Saracho, se presenta en el Teatro Helénico (Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn), martes a las 20:30 horas, hasta el 17 de diciembre.
Recuadro:
-El universo íntimo del pintor Vicent van Gogh es llevado a escena en Vicent. Girasoles contra el mundo, de Mario Iván Martínez, dirigida por Luly Rede, con las actuaciones de Mario Iván, Paula Comadurán y Fernando Mimije. Además de la compleja vida del artista postimpresionista, la puesta en escena resalta la figura de la escritora Johanna Bonger, cuñada y heredera del creador. La obra se presenta en el Teatro Helénico, lunes a las 20:30 horas, hasta el 4 de noviembre.
–Ángeles en América. El milenio se aproxima, de Tony Kushner, traducción de David Olguín, dirigida por Martín Acosta, con las actuaciones de Georgina Tábora, Diego Jáuregui, Mario Eduardo de León, Fabián Corres, Diana Sedano, Fernando Álvarez, Nacho Tahhan y Tanya Gómez: comentario sobre la sexualidad, la religión y la política, a partir de la irrupción de la pandemia del VIH-Sida en Estados Unidos, en la década de los 80, y la respuesta conservadora del entonces gobierno de Ronald Reagan, se presenta en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque (atrás del Auditorio Nacional), de jueves a domingo a las 18 horas, hasta el 27 de octubre.
-El movimiento estudiantil de finales de los años 60, con su posicionamiento de irrupción política y social, así como la respuesta autoritaria y represora del gobierno, es llevado a escena en la obra México 68, escrita y dirigida por David Olguín, con Mauricio Davison, Mar Aroko, Yenizel Crespo, Manuel Crespo, Manuel Cruz, Ramiro Galeana, Valeria Navarro, Viridiana Tovar e Iván Zambrano; escenografía e iluminación de Gabriel Pascal, en el Teatro El Milagro (Milán 24, colonia Juárez), jueves y viernes a las 20:30, sábados a las 19:00 y domingos a las 18 horas, hasta el 27 de octubre.
FOTO: Estúpida historia de amor en Winnipeg, de Carlos talancón, dirigida por Sebastián Sánchez Amunátegui, con José Ramón Berganza, Milleth Gómez y Martín Saracho, se presenta en el Teatro Helénico (Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn), martes a las 20:30 horas, hasta el 17 de diciembre./ Paulina Chávez
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