Las frases de Chespirito
POR MARIO TASCÓN
Periodista. Autor de los libros Escribir en internet y Twittergrafia; @mtascon
¿Qué hace un admirador cuando comienza a seguir en Twitter a una celebridad que acaba de morir? Tendríamos que hacer esta pregunta a las más de 200 mil personas que apretaron el botón de “seguir” en la cuenta de Chespirito (@chespiritoRGB) las primeras 12 horas tras conocerse su fallecimiento.
La muerte de Roberto Gómez Bolaños fue seguida por una gigantesca oleada de mensajes de texto, millones de tuits que lo convirtieron en tendencia mundial; fue el asunto sobre el que más se habló el último viernes de noviembre en la red social en todo el orbe.
Muchos de sus también millones de fans decidieron homenajearle no sólo dejando por escrito la noticia, la esquela: “Chespirito ha muerto. Q.E.P.D.”, también pintaron en las paredes globales digitales, como si fueran efímeros grafitis, aquellas frases que su memoria infantil tenía grabadas y albergaba al lado de recuerdos televisivos. Con ellas los personajes interpretados por el actor les habían entretenido en su infancia. El viernes fueron muchos los que no encontraron mejor manera de decir adiós al comediante mexicano que también se llevaba parte de nuestra niñez. Ya se sabe que escribir es prolongar la memoria y compartirla.
Una vez más la aldea global, alrededor del fuego que es la televisión, sin tocarnos, pero hablando entre y con nosotros a través de nuevas pantallas, nos reunimos para, en este caso, asistir a un duelo colectivo transmitido y participado en tiempo real por millones de individuos. Nos encontramos en el velatorio digital para contarnos y escuchar un cuento común: nuestra historia con El Chavo del Ocho. Hoy —para despedir a quien se admira— la gente escribe, utiliza mensajes breves como si uno mismo quisiera grabar el epitafio (su dedicatoria personal al muerto) sólo que comenzando el siglo XXI se hace entre pixeles y el cincel es el teclado. Las pantallas de los móviles y las computadoras son nuestros nuevos ojos y oídos pero también sirven para firmar el pésame y dejar nuestra dedicatoria.
No hay texto corto más intenso y más complejo, por simple, que el que tiene que resumir en pocas palabras una vida. Antes se esculpían los epitafios sobre sepulcros y lápidas, pero hoy esas frases se vuelcan en las redes sociales, de forma notable en Twitter, ese lugar del ciberespacio que Roberto Gómez Bolaño adoraba y a través del que se comunicaba con más de seis millones de personas casi cada día. Y eso a pesar de que, por su edad, en la red había visto varias veces su propio entierro prematuro que él desmentía con humor. Quien fue el rey de la televisión, de las imágenes en movimiento, de las narrativas catódicas para muchachos, había descubierto en las nuevas pantallas una forma de comunicación con sus admiradores a la que supo adaptarse porque también dominaba los mensajes breves, el texto sencillo. Chespirito arrrancó su andadura digital con un “Síganme los buenos”. Una de sus clásicas frases fue su primer tuit. Tenía entonces 82 años.
Las redes sociales han vuelto a llenar de oralidad la comunicación escrita. Géneros breves como los aforismos, refranes, anécdotas, chistes, albures, retruécanos y hasta los epigramas y haikús tienen forma de tuit. La red está llena de esas pequeñas piezas literarias, muchas menospreciadas a través de la historia por las élites culturales y, sin embargo, aplaudidas y, sobre todo, usados por las masas, también las formadas y cultas. Si han sido parte de nuestra cultura oral cómo no iban a vivir estas frases, estos versos fugaces y concisos una época de esplendor en el canal transmisor de la brevedad por excelencia: Twitter. El cuento de Augusto Monterroso cabe en un tuit y le sobrarían caracteres. Por casualidad esta explosión de literatura popular relacionada con Chespirito coincidía casi con la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2014.
Y cómo no iban a acoplarse con naturalidad en este nuevo canal las gracias y chistes de Chespirito, icono de la cultura popular global, que a través sus frases —¿no es un género literario breve el propio chiste?— grabó en los cerebros de tantos chavos sus greguerías televisivas. Esas sentencias son hoy el combustible principal de las redes sociales.
El viernes esos millones de epitafios virtuales a modo de ofrenda popular elevaron a categoría de géneros literarios breves todas las frases del cómico, repletas de figuras literarias.
¿No son bonitas paradojas “Fue sin querer queriendo” y “Antes muerto que perder la vida”?
¿No es un sabio refrán con forma de aleluya el siguiente pareado en octosílabos?: “La venganza nunca es buena, / mata el alma y la envenena”.
Igual prefieren las ingeniosas y divertidas modificaciones humorísticas de sus refranes mezclados, en los que entroncando con un juego del que hay antecedentes al menos desde Quevedo, Chespirito, sobre todo con su personaje El Chapulín Colorado, juega con la sorpresa de escamotear lo esperado: “En casa del herrero, se amanece más temprano”; “Dime con quién andas y te sacarán los ojos”.
O ese delicioso lapsus línguae, su trueque más famoso: “Que no panda el cúnico”.
Busquen en Twitter bajo la etiqueta #refrasnesmezclados Verán qué parte del trabajo de Roberto Gómez Bolaños lo continúan creativos tuiteros. Mejor aun, practiquen ustedes mismos estos juegos populares en uno de los mayores gimnasios de la escritura pública: internet. Dejo aquí, en un papel o una pantalla, ya que no sé dónde me leen, mi humilde homenaje en un sencillo tuit: “Síganme los buenos… recuerdos”.
*Fotografía: ARCHIVO EL UNIVERSAL.