Lo bueno y lo malo del teatro en el 2019

Dic 21 • destacamos, Escenarios, Miradas, principales • 6704 Views • No hay comentarios en Lo bueno y lo malo del teatro en el 2019

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Mientras algunas iniciativas de colectivos y productores independientes lograron el reconocimiento del público para morir después por la falta de apoyo, obras que han contado con total respaldo gubernamental se distinguieron por sus limitaciones artísticas

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POR JUAN HERNÁNDEZ

Lo bueno.

1. El diccionario, de Manuel Calzada, dirigida por Enrique Singer, es una pieza entrañable sobre la historia de la filóloga española María Moliner, interpretada magistralmente por la primera actriz Luisa Huertas. La puesta en escena de Singer es una metáfora visual sobre el quehacer de la filóloga, personaje interpretado de manera entrañable por Huertas, quien compartió escena con Óscar Narváez y Roberto Soto, de la Compañía Nacional de Teatro, en la Sala Héctor Mendoza, en enero.

 

2. ¿Quién teme a Virginia Woolf?, del estadounidense Edward Albee, creación colectiva y actuación de Daniel Giménez Cacho, Laura Almela, Ana Clara Castañón y Pedro de Tavira Egurrola, presentada en el Teatro El Milagro, en marzo. Una obra que refleja la ruina de la civilización en plena Guerra Fría. La puesta en escena goza de una atmósfera asfixiante y humor negro, para expresar el origen de la violencia y de la crueldad humanas. El teatro, como decía Albee, convertido en un suceso trascendente y no meramente decorativo. Sin duda.

 

3. Camille Claudel… sin Rodin, de la dramaturga y actriz franco-brasileña Gaël Le Cornec, dirigida por Diego Vázquez, con la actuación de Yuriria Fanjul, en el Teatro La Capilla, en marzo. El montaje reivindica la figura de la escultora Camille Claudel, una mujer adelantada a sus tiempo y desafiante de la masculinidad en la época que le tocó vivir.

 

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4. Sepulturas, de Hugo Alfredo Hinojosa, dirigida por Emma Dib, con las actuaciones de Arturo Ríos y Humberto Solórzano (alternando), Bárbara Eibenschutz y Rodolfo Arias. Una obra que juega con la razón y el delirio, en un universo de vivos y muertos, para expresar la miseria del mundo. La puesta en escena se presentó en el Teatro Santa Catarina de la UNAM, en junio.

 

5. La herida y la flecha: réquiem para no olvidarte, de Marianella Villa y Servando Anacarsis Ramos, dirigida por Martín Acosta. La ficción permite dar voz, consciencia y vida nueva a personajes reales pero, en este caso, imaginados: Rita Macedo, Rosario Castellanos, Elena Garro, Pita Amor, Leonora Carrington y Helena Paz. Mujeres que compartieron una época, en la que su inteligencia y talento fueron identificados como rebelión y disidencia. La puesta en escena se presentó en el Teatro El Milagro, en junio, en un ciclo sobre la diversidad.

 

 

Lo malo.

1. Anunciada con bombos y platillos, la puesta en escena de Felipe Ángeles, de Elena Garro, en el Teatro Moisés Calleja, en Paseo de la Reforma, mostró la facilidad con la que se puede perder el rumbo artístico cuando se hacen obras que buscan satisfacer las exigencias de un encargo de muy alto nivel político. El tono sentimentaloide y de una casi invocación cristiana de la puesta en escena, redujo a la figura del militar de la Revolución Mexicana a la triste figura del mártir que se sacrifica, para intentar salvar a México. La obra de Garro cuenta el juicio y el fusilamiento del estratega militar revolucionario, pero el texto de la escritora es literatura dramática de altos vuelos, muy lejos de la emocionalidad efectista de la puesta en escena dirigida por Rodolfo Guerrero y la coordinación artística de Antonio Zúñiga, con un gran elenco (por numeroso). Vaya, que 3 millones 171 mil pesos, resultó una gran inversión para una obra que hace a un lado la dimensión poética del texto de Garro y se esmera en cumplir sobradamente la efeméride de los 100 años del fusilamiento del militar revolucionario.

 

2. Ensueños, de Ricardo Zárraga, dirigida por Carlos Corona, con las actuaciones de Zárraga y Nalleli Montero, presentada en el Teatro Orientación en abril, es una ambiciosa puesta en escena que busca dislocar los paradigmas en relación con el texto y la yuxtaposición de diferentes líneas de tiempo y de realidad en el montaje. El resultado es una desafortunada propuesta, que intenta jugar con la delgada línea entre la vigilia y la expansión del universo onírico, para narrar una historia de amor.

 

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3. Estúpida historia de amor en Winnipeg, de Carlos Talancón, dirigida por Sebastián Sánchez Amunátegui, con las actuaciones de José Ramón Berganza, Mileth Gómez y Martín Saracho, es una puesta en escena que hace honor al título de la pieza. Una composición llena de lugares comunes sobre el amor gay, la relación casi enfermiza de la madre con su hijo homosexual, y la inverosímil aventura de dos personajes que no genera ni empatía. La obra carece de sentido y nada aporta al tema sobre la diversidad. Se presentó en el Teatro Helénico, en octubre.

 

4. Hoy se murió mi tortuga, escrita y dirigida por Valeria Fabbri, es de esas piezas que quieren romper paradigmas y sólo llegan a convertirse en un gran chiste, que no humor, para complacer a la audiencia. El entusiasmo de la creadora no es suficiente; tampoco su propuesta escénica, que aqueja de la misma inconsistencias del texto para hablar de manera crítica y humorística sobre la forma en que los seres humanos se relacionan sentimentalmente en la época contemporánea. La obra se presentó en el Teatro El Galeón “Abraham Oceransky”, del Centro Cultural del Bosque, en septiembre.

 

5. En relación con la política cultural, aún seguimos a la espera de un diagnóstico por parte de la Coordinación Nacional de Teatro, con relación a uno de sus principales instrumentos para enriquecer la cultura teatral de México: la Muestra Nacional de Teatro. El encuentro convoca a profesionales del quehacer y del pensamiento teatral cada año, para reflexionar y ofrecer posturas sobre el desarrollo del teatro mexicano, así como ver las obras seleccionadas. Sería interesante saber cuál es el impacto que la muestra tiene en el impulso y vitalidad del teatro mexicano, el empuje a nuevos talentos de la dramaturgia y la dirección escénica, así como sobre la pluralidad que permita romper con los grupos de poder que dominan el arte de la escena en el país.

 

FOTO: El diccionario, de Manuel Calzada, contó con la actuación protagónica de la primera actriz Luisa Huertas. /Sergio Carreón Ireta/CNT

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