Tizne mediático: una querella resuelta en el ámbito musical

May 13 • destacamos, Miradas, Música, principales • 1758 Views • No hay comentarios en Tizne mediático: una querella resuelta en el ámbito musical

 

El director de orquesta Enrique Bátiz gana un juicio por difamación, a cinco años de las denuncias de abuso que lo privaron de un nombramiento, y hoy recobra su pasión vital por la música, revela el crítico de música

 

POR LÁZARO AZAR
Como desde hace más de 30 años que tengo el honor y el privilegio de su amistad, este cuatro de mayo acompañé a mi querido Enrique Bátiz a celebrar su cumpleaños. 81 en esta ocasión. La reunión fue bastante íntima. Familiar. Atrás quedaron los festejos tumultuosos.

 

A diferencia del año pasado, que nos preocupó su palidez y delgadez extrema, ahora le vimos más repuestito y con muy buen color. Aunque controladas, sus enfermedades no pasan desapercibidas: el medicamento para el Parkinson le dificulta hablar, pero la expresividad de su mirada compensa todo y, lo más importante, su lucidez sigue impoluta.

 

¿Qué obró a favor? En primera, que nuevamente “está dando lata”: en un tiempo récord, logró que la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo dé un salto mayúsculo, convirtiéndose en un instrumento dúctil a sus indicaciones, al grado de que se han embarcado en el magno proyecto de abordar un repertorio fundamental que, más que de memoria, domina con maestría como nadie en México: las nueve Sinfonías de Beethoven, que están presentando en el Aula Magna Alfonso Cravioto del Centro de Extensión Universitaria, a razón de una por semana, en una cruzada que culminará el próximo 9 de junio con la interpretación de la Sinfonía Coral.

 

Ese jueves, para cerrar la celebración, nos compartió el video de su más reciente concierto, en el cual abordó esa Quinta que tanto hemos padecido en manos de batutas inexpertas, que muchas veces hasta la he dejado de reconocer. Ahora, al verlo plantarse ante sus músicos, difícilmente podría suponerse que una enfermedad limita su motricidad. Su recreación desbordaba frescura y vitalidad. Genio y figura, cuando nos vio conteniendo la respiración ante su fogosa interpretación de esa coda que con él echaba chispas, musitó sonriente: “Miren, parejitos, los traigo agarrados de los…” y empuñó esa mano izquierda que ya no le temblaba.

 

Con la oportunidad de volver a hacer Música, el Maestro recobró su pasión vital. Felizmente, esa no es la única causa de su mejoría anímica: tras un agotador proceso legal de más de cinco años y largos desahogos de pruebas, verificaciones, careos, amparos e impugnaciones, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Circuito Segundo del Estado de México ha fallado a su favor, y quienes le difamaron deberán acatar la sentencia que reconoce el daño moral que le infligieron.

 

Y aunque como dice el dicho, “de lo perdido, lo que aparezca”, la campaña de linchamiento mediático del que fue objeto “dañó su imagen, fama pública, honor y reputación”, y —tal y como se asienta en el expediente del cual tengo copia— “como consecuencia de ello se le privó de un nombramiento emérito de la Orquesta Sinfónica del Estado de México, que implicaba recibir un sueldo vitalicio y ser asesor musical de la referida orquesta, además de privársele de terminar el ciclo de conciertos de la temporada y despedirse de su público”.

 

Si traigo esto a colación es porque, aunque el tiempo esclareció las cosas, quienes le conocemos sabemos que, como dice el lloroncito de Palacio, “la calumnia cuando no mancha, tizna”. Me duele habernos perdido de su maestría artística por más de un lustro y, a reserva de lo que ocurra en estos días y precisando que escribo esta columna el jueves 11 de mayo, me inquieta que, ya sea para un lado o para el otro, seamos testigos de otra injusticia semejante:

 

A raíz de la acusación de que fue objeto por parte de una integrante de la Compañía Nacional de Danza, Iván López Reynoso dirigió el día 3 una carta a los músicos de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes informándoles que había sido convocado para la siguiente semana por el Comité de Ética para una reunión en la que serían “dirimidos estos asuntos de manera inmediata, a fin de que la razón, el conocimiento integral de los hechos, así como la justa ponderación de éstos prevalezcan por encima de la especulación, que nunca ha conducido a la verdad”.

 

Si bien él ha “omitido hacer declaración alguna”, así como exponer su posición y versión de los hechos, el escándalo ya cruzó fronteras. Fue reportado por Norman Lebrecht en Slipped Disc, “the #1 Classical Music News Site” y he recibido todo tipo de versiones y capturas de pantalla que no solamente muestran conversaciones entre él y la implicada, también otras más en las que supuestamente se exhiben las partes íntimas de su jefe, el director de la Ópera de Bellas Artes, en un intercambio consensuado de imágenes con una misteriosa dama. Más allá del melcochoso diálogo y que verlas resulta tan desagradable como lastimero, sigo sin entender qué se pretende al difundirlas.

 

Hago votos porque, cuando esta columna vea la luz, se hayan “dirimido estos asuntos” que nada abonan a nuestro lacerado ambiente artístico y los hechos se hagan públicos para acallar suspicacias, que son las que más dañan. Ahora resulta que todos se sienten Layda Sansores, con derecho a hacer público lo que les dé la gana y pasarse la Ley Olimpia por el arco del triunfo, sea falso y/o truqueado, con tal de perjudicar a quien les caiga mal, porque, aunque se le conceda la presunción de inocencia a López Reynoso, por los mensajes que he recibido me queda claro que no es muy querido.

 

De soberbio, sobrevalorado y arrogante no lo bajan, pero esa es otra historia. Por mucho que me digan que “como a la plagiaria Esquivel, tampoco le va a pasar nada porque está muy protegido”, si incurrió en algo indebido, deberá recibir el castigo que amerite, y si no hay culpa que perseguir, que se limpie su nombre de inmediato. Sería muy lamentable que, de resultar inocente, tenga que pasar por un proceso tan injusto y desagradable como el que afrontó el Maestro Bátiz.

 

Aunque, para eso, lo ideal sería estar en un país en el que imperara la transparencia… y no los afanes de desaparecer todo aquello que ésta implique.

 

 

FOTO: Al frente de la Sinfónica de Hidalgo, Enrique Bátiz se presentará en el Aula Magna Alfonso Cravioto hasta el 9 de junio. Crédito de imagen: Archivo El Universal

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