Tú la llena de pájaros

Sep 30 • destacamos, Ficciones, principales • 2131 Views • No hay comentarios en Tú la llena de pájaros

 

POR MARIANA BERNÁRDEZ
Sea la paz contigo
Tú la llena de pájaros
la de parábolas del río que se seca
la revelada en el estigma del fuego
la incrédula perdida en el aroma de la rosa
la que desanda los caminos del alba
y arroja piedras a los perros
que en su hambre van tras tu sombra
por si acaso dejaras caer unas migas
del pan que no tienes

 

Tú la de los sueños despeñados
que anidas entre las ortigas
buscando algo que te lave de los ojos
el mucho mar que atormenta tus días
esa arborescencia que alza sus ramas
rasgando con su danza el silencio
Sea así que todo lo no nombrado
ocurra entre las plumas de tus alas
en la pisada matinal de los nardos que recoges
sea la paz contigo arropada en tu misterio.

 

¿La paz conmigo?
Si yo no escucho salvo el viento cuando golpea los ventanales
cuando las señales dan aviso de la tormenta de estrellas
de la fatalidad presta a saltar y devorar con su hambre
de la indefensión que esconde tras de sí el arrojo del incauto

 

Dime dónde la paz si germina una flor en su hipotálamo
si el huracán se semilla en mi lengua
si se desmoronan los cuerpos y el zumbido del tábano
acompaña su tristeza
si el miedo es el primer gesto y el último del desenfreno
tanto palabreo enredándose
arrancando de cuajo lo preciado
pisoteando los días donde lo alegre fue la reciedumbre
con la que se anduvo la creciente de la vida
sea el rezo y la plegaria
el sitio del vacío
dónde caerse una y otra vez
hasta remontar el horizonte

 

Quién conmigo dilo tú
si la paz de la que hablas
también ha huido del silencio

 

Sea entonces el Vacío
el caerse en el Vacío
en su no.silencio
en el envés de la herida
en la incredulidad de tus dedos
cuando al tocar su hueco
presienten el nudo que deshila la oscuridad
pájaro del deseo posado en la piedra
que arrojas a los perros
que husmean la periferia de la tormenta

 

Quién conmigo sino la rabia atajando hasta la miseria
arrodillando el aullido hasta volverlo una sordera muda
anegada el agua en los ojos todos por las amapolas rojas
que entintan con su sangre la tierra donde los mataron
donde los vuelven a matar porque sí por la sin razón
por el dominio de una falsa locura
y el espejismo de una promesa no cumplida
y la pequeñez de una barca surcando la desesperanza

 

Sea la grafía del oído
la concha eterna de su laberinto
quien desate el tamborileo de los dedos
para dar cuenta de la oscuridad
que habita en el corazón del flechador
me lo ha dicho el ángel alicaído
y yo no sé qué pensar si lo escucho llorar
escondido entre los peñascos de la sierra
atenazado por el horror cainita
el ángel que no volvió más
y yo no sé qué pensar
porque en la rojedad quedó esparcida su ceniza
y el limo y el barro y el húmero llanto

 

la paz sea contigo
tú el ya desaparecido
tú el nunca olvidado

 

sea entonces la mudez y el pasmo

 

ay arráncanos estos clavos
ay el ángel / ay el vacío /
ay este tanto caer

 

La paz contigo /detrás de la arboleda
jugando al escondite
mientras los sicarios /afilan los puñales

 

Tú la llena de pájaros ábrete / descoyúntate / rájate / enciélate
despéñate en grito
gira
gira alrededor del trecho que abre su punta
y grita por lo perdido
por lo nunca hallado
grita hasta que la indolencia te resquebraje

 

Sea la paz con nosotros
que baje de la cruz arbolada y de los soles
que venga con sus estrellas a consolarnos de lo inconsolable
que limpie de abrojos los montes y las selvas
ahí donde la mano olvida la siembra y el nombre de las flores
que sus aguas bauticen los días
que nos vuelva a nacer de su risa
que nos enrede en los ojos un jolgorio de pájaros
o un racimo de nubes antes de que la lluvia lave la sangre

 

 

 

ILUSTRACIÓN. Ani Cortés /EL UNIVERSAL

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