Una novela de poeta
POR ROBERTO FRÍAS
Las novelas escritas por poetas no son nada comunes, cuando llegan a surgir no siempre cumplen con la calidad, la congruencia o la consistencia que se les puede pedir. En la mayoría de los casos, lo que falla es, irónicamente, la manera de utilizar el lenguaje, ahí cuando no está al servicio de la historia y se convierte en el protagonista total. Un protagonista egoísta que se resiste a hacer otra cosa que no sea encerrarse en un baptisterio a escuchar los ecos de su propia voz. Más raras aun son las novelas de poeta que alcanzan un puesto innegable en la posteridad. Sin embargo, no han faltado en nuestro idioma estas anomalías felices. Pienso ahora en la saga de Maqroll el Gaviero, de Álvaro Mutis, en Emilio, los chistes y la muerte, de Fabio Morábito o en Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco. Feliz es también el caso que me ocupa.
La trama es poco relevante pero trágica. Clay, un topógrafo gay de clóset, se enamora de Les, un extraño compañero de trabajo; huérfano, naturalmente encantador, entendido en poesía, quizá escritor secreto, mujeriego casado con Cora, amante de Sarah y de quién sabe cuántas otras mujeres. El amor no correspondido que siente Clay lo lleva a crear una situación que hará gran daño a Les y a Sarah.
Forrest Gander (California, 1956) es mayormente poeta pero también traductor, ensayista y editor. Su interés por la literatura latinoamericana lo ha llevado a traducir la poesía de Pura López Colomé, Coral Bracho, Jaime Sáenz y Pablo Neruda, entre otros. Sus poemas son enjambres de imágenes derivadas de la observación minuciosa de los actos humanos, las presencias de la naturaleza y la enunciación de las ideas y las emociones, desde una distancia testimonial, intensa y abstracta. Esto crea un mundo que puede parecer mental, es decir, evocado, imaginado, procedente de la nostalgia, de lo que se vislumbra en el recuerdo.
Quizá por esto, Como amigo es una historia que no podría contarse y lograr el mismo impacto si no fuera por la manera en que el lenguaje da forma a los hechos. El texto está dividido en tres secciones, que se corresponden con los tres personajes del triángulo amoroso: la primera sección está contada por Clay, quien relata su proceso de enamoramiento desde un ambiente mental ansioso donde quedan expuestos los múltiples detalles de su vacío afectivo y existencial, y donde hace un retrato subjetivo de Les, colocándolo a la altura imposible en que solemos situar a quienes amamos en exceso. La segunda sección está contada por Sarah, es una especie de diario/inventario poético, posterior a los hechos perjudiciales que, por decirlo de alguna manera, la alejaron de Les, y está compuesto de frases independientes que dan cuenta de su añoranza por el amante. La tercera sección la componen fragmentos de una supuesta entrevista cinematográfica con Les. Nunca se aclara quién la filmó o para qué. En ella, por la necesidad de responder preguntas, situado en un supuesto ambiente de entrevista, Les no habla de lo que se le ocurre sino de lo que le piden hablar; su discurso es pues expositivo y no siempre personal, pero invariablemente, como sucede con las mejores entrevistas, plagado de frases que expresan el interior del entrevistado. Ahí queda su espíritu de topógrafo poeta y el porqué de su encantadora personalidad que emboba a propios y extraños.
El procedimiento fragmentario del poeta se vuelve aquí una herramienta valiosa para narrar con elegancia y minimalismo. Y, al igual que en su poesía, Gander utiliza el lenguaje para representar a cada personaje como si fueran no sólo personas sino entidades poéticas encarnadas, dándole al conjunto una resonancia de formas y sentidos que se quedan con el lector mucho después de terminar la lectura. El equilibrio perfecto para construir una buena novela de poeta.
FOTO: Forrest Gander, Como amigo, traducción de Pura López Colomé, Sexto Piso, México, 2013, 134 pp
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