El fragmento como totalidad: una reseña de la nueva obra de Fabrizio Cossalter

Ene 10 • Lecturas, Miradas • 1153 Views • No hay comentarios en El fragmento como totalidad: una reseña de la nueva obra de Fabrizio Cossalter

 

Siendo el fragmento literario un reto estético e intelectual, Fabrizio Cossalter hace gala de su estilo en su obra Frammenti dell’età di mezzo

 

 

POR ARIEL GONZÁLEZ 
En medio del entrecruzamiento de géneros, las formas breves descuellan ampliamente. Acaso por su menudez, transitan libremente —apenas condicionadas por su laconismo— erosionando a su paso las fronteras dictadas por las autoridades académicas. Ningún territorio les ha sido ajeno: desde la poesía hasta el pensamiento filosófico, nada ha impedido que desplieguen su poder literario, refinada mixtura de síntesis y deslumbramiento.

 

Pretendiendo —por supuesto, sin conseguirlo— definir sus greguerías, Ramón Gómez de la Serna decía que estas eran para él “la flor de todo lo que queda”. Para llegar a esta maravillosa sustancia, aprovechó, afirmaba, aquel día “de escepticismo y cansancio en que cogí todos los ingredientes de mi laboratorio, frasco por frasco, y los mezclé, surgiendo de su precipitado, depuración y disolución radical”, el preciado producto cuya paternidad le ha sido reconocida universalmente.

 

Sin embargo, me gusta más el relato de la divagación que lo movió a buscar esta nueva expresión: “Sí… Yo quería decir, yo había pensado… recordando el Arno en Florencia… frente a aquella pensión en que habité… que … que la orilla de allá… Sí, la orilla de allá quería estar a la orilla de acá… eso, ese deseo inaudito pero real… perturbación de la estabilidad de las orillas, ¿qué era? Era una greguería”.

 

Es un hecho que en esa perturbación de la estabilidad de las orillas han coexistido las máximas, apotegmas, sentencias, axiomas, adagios, proverbios y hasta los refranes, a quienes no pocos quieren ver como los parientes pobres de los aforismos (del mismo modo que Joaquín Calvo-Sotelo llegó a presentar al adagio como “un refrán de sangre azul”).

 

Admiro desde siempre a quienes se mueven con naturalidad y elegancia entre esas orillas. Su reto intelectual y estético es, en todos los casos y con todas sus posibles adscripciones poéticas o prosísticas, fijar en un solo dardo mil observaciones y experiencias. Uno de esos autores, el más próximo para mí en razón de la amistad con que me honra, es Fabrizio Cossalter, también fino editor y esmerado traductor.

 

No es fácil establecer los límites precisos de su actividad literaria: a pesar de que claramente ha llegado a las profundidades del aforismo, género que viene cultivando desde hace años, su libro Frammenti dell’età di mezzo (Inschibboleth, 2022) es una muestra de la imposibilidad de establecer terrenos y pertenencias absolutas en el mundo de las letras. Se diría que el fragmento puede ser más dilatado, pero siempre ronda la sentencia breve; por momentos despega y sobrevuela más allá de las orillas de sus hermanos y primos literarios, pero siempre regresa al nido de la concisión, de la certeza puntual y la agudeza deslumbrante. En todo caso, el fragmento, cuando es cultivado a la manera de Cossalter, anuncia invariablemente la totalidad.

 

Acerca del trabajo de Cossalter, Christopher Domínguez Michael ha dicho en estas mismas páginas (Confabulario, 27 de agosto de 2022) que se trata de un libro que enaltece “la tradición tan italiana del fragmento, que bien puede ser pensamiento, aforismo, microficción o apunte, como la escrita por Leopardi en su obra irrepetible, el Zibaldone, y en la cual han destacado desde Umberto Saba hasta Ennio Flaiano o el recientemente fallecido Mario Andrea Rigoni, cuya Vanidad (2017) leímos, por cierto, gracias a los buenos oficios de Cossalter como traductor y editor”.

 

No habiéndose publicado en español, Frammenti dell’età di mezzo (que bien podríamos traducir como Fragmentos de la edad de en medio) merece al menos un acercamiento que, gracias a la traducción del propio autor, podemos ofrecer a continuación. El lector encontrará en estas pequeñas piezas una muestra representativa del tono que guarda el conjunto de la obra, ocupándose de los más variados asuntos, ya en clave sardónica, ya desde una evidente nostalgia por la razón y decencia extraviadas en los tiempos que corren.

 

La crítica italiana ha saludado esta obra por distintos y muy válidos motivos. En primer lugar, porque —como escribe Enrico De Vivo— “su característica principal, que choca provocativamente con la ruinosa devastación imperante, es el cuidado formal […] La sabiduría constructiva logra engarzar con naturalidad la biografía en la actualidad (o viceversa), y se pasa de un fragmento a otro con el mismo interés, tanto que se trate de un retrato familiar, como de una nota sarcástica sobre el periodismo cultural italiano o mexicano”.

 

Por su parte, el gran poeta y ensayista Massimo Rizzante, ha planteado que “la obra […] de Cossalter está compuesta por notas, apólogos, páginas de diario, instantáneas con amigos y maestros y, sobre todo, por aforismos perfectos como cuñas que penetran en las blandas carnes de lo ya visto, de lo archisabido, de la pre-interpretación del mundo. El arte de escribir aforismos es difícil y raro: hay que saber calcular con precisión milimétrica la fuerza de penetración de la cuña y la resistencia que se le opone. Cuanto más preciso sea este cálculo, tanto más el aforismo producirá una grieta en las certezas del lector”.

 

Así pues, llenos de aciertos formales y sencilla profundidad, sólo cabe esperar que pronto podamos ver los Frammenti dell’età di mezzo publicados en México, un país que ha inspirado una parte esencial de este libro y que el autor ha hecho suyo desde hace ya más de una década. De momento, contamos con este ejercicio de traducción realizado por el propio Cossalter; leerlo, nos brinda una aproximación inmediata a una obra que encierra toda la grandeza que cabe en la brevedad y que vuelve a hacer triunfar la agudeza aforística.

 

FOTO: El escritor y editor Fabrizio Cossalter/ CORTESÍA

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